
Los Nutrientes
Glúcidos (Carbohidratos)
Los glúcidos, también conocidos como carbohidratos o hidratos de carbono, constituyen la principal fuente de energía para nuestro organismo. Representan el combustible preferido del cerebro, que consume aproximadamente el 20% de la energía total del cuerpo y depende casi exclusivamente de la glucosa para su funcionamiento óptimo. Los carbohidratos se clasifican en simples y complejos según su estructura molecular y la velocidad con que se absorben en el organismo.
Los carbohidratos simples, como los que se encuentran en las frutas, la miel y el azúcar refinado, se absorben rápidamente y proporcionan energía inmediata. Por otro lado, los carbohidratos complejos, presentes en cereales integrales, legumbres y verduras, se digieren más lentamente, proporcionando energía sostenida y ayudando a mantener estables los niveles de azúcar en sangre. La fibra dietética, un tipo especial de carbohidrato que nuestro cuerpo no puede digerir completamente, es esencial para la salud digestiva, ayuda a controlar el colesterol y proporciona sensación de saciedad.





Lípidos (Grasas)
Los lípidos o grasas son nutrientes esenciales que cumplen múltiples funciones vitales en nuestro organismo. Además de ser una fuente concentrada de energía, proporcionando más del doble de calorías por gramo que los carbohidratos y las proteínas, los lípidos son fundamentales para la absorción de vitaminas liposolubles (A, D, E y K), la producción de hormonas, la formación de membranas celulares y el aislamiento térmico del cuerpo.
Existen diferentes tipos de grasas con efectos muy distintos en nuestra salud. Las grasas saturadas, presentes principalmente en productos de origen animal, deben consumirse con moderación ya que pueden elevar los niveles de colesterol. Las grasas monoinsaturadas, como las del aceite de oliva y los frutos secos, tienen efectos beneficiosos para la salud cardiovascular. Las grasas poliinsaturadas incluyen los ácidos grasos esenciales omega-3 y omega-6, que nuestro cuerpo no puede producir y debe obtener de los alimentos. Las grasas trans, presentes en muchos alimentos procesados, son las más perjudiciales y deben evitarse en la medida de lo posible.




Proteínas
Las proteínas son macronutrientes complejos formados por cadenas de aminoácidos, considerados los "bloques de construcción" del cuerpo humano. Son fundamentales para el crecimiento, reparación y mantenimiento de todos los tejidos corporales, incluyendo músculos, huesos, piel, cabello y órganos internos. Además de su función estructural, las proteínas desempeñan roles cruciales como enzimas que catalizan reacciones bioquímicas, hormonas que regulan procesos corporales, y anticuerpos que nos protegen de infecciones.
Existen 20 aminoácidos diferentes, de los cuales 9 se consideran esenciales porque nuestro cuerpo no puede producirlos y deben obtenerse a través de la alimentación. Las proteínas de origen animal, como las de la carne, pescado, huevos y lácteos, se denominan "completas" porque contienen todos los aminoácidos esenciales en proporciones adecuadas. Las proteínas vegetales, presentes en legumbres, cereales, frutos secos y semillas, pueden combinarse estratégicamente para obtener todos los aminoácidos esenciales, siendo una opción saludable y sostenible para cubrir nuestras necesidades proteicas.
Vitaminas
Las vitaminas son micronutrientes esenciales que nuestro organismo necesita en pequeñas cantidades para funcionar correctamente. Aunque no proporcionan energía directamente, son indispensables para el metabolismo energético, el crecimiento, la reproducción, y el mantenimiento de la salud general. Se clasifican en dos grupos principales: vitaminas liposolubles (A, D, E y K) que se almacenan en el tejido graso del cuerpo, y vitaminas hidrosolubles (complejo B y vitamina C) que se eliminan fácilmente por la orina y requieren reposición regular.
Cada vitamina tiene funciones específicas y únicas. La vitamina A es crucial para la visión y el sistema inmunológico; las vitaminas del complejo B participan en el metabolismo energético y la función nerviosa; la vitamina C es un potente antioxidante necesario para la síntesis de colágeno; la vitamina D regula la absorción de calcio y la salud ósea; la vitamina E protege las células del daño oxidativo; y la vitamina K es esencial para la coagulación sanguínea. Una dieta variada y equilibrada, rica en frutas, verduras, cereales integrales y proteínas de calidad, generalmente proporciona todas las vitaminas necesarias.




